Son aquellos impuestos que se aplican a aquellas empresas que causan daños medioambientales en los entornos donde operan.Es un impuesto que se pagaba en la Edad Media al señor feudal.
Son aquellos impuestos que se aplican a aquellas empresas que causan daños medioambientales en los entornos donde operan.Es un impuesto que se pagaba en la Edad Media al señor feudal.
¿Qué son los impuestos pigouvianos?
Es un porcentaje que se impone a aquellas compañías que provocan un perjuicio al bienestar de los ciudadanos. También son conocidos como impuestos ambientales o impuestos verdes.
El Estado establece este tipo de impuestos para, por un lado, sancionar a los que contaminen, y por otro, para promover la búsqueda de tecnologías no contaminantes.
El origen
Estos impuestos fueron propuestos por un economista llamado Arthur Pigou (de ahí el nombre) en 1920, que buscaba hacer un equilibrio entre lo que buscaban los sectores privados frente al bienestar común. Sin embargo, hasta 1992 no se incorporó el término, gracias a la ONU.
En la actualidad
Estos impuestos se han implementado en algunos países para frenar la contaminación y el cambio climático, sin embargo, todavía falta mucho para que se pongan en marcha a nivel global.
¿Y por qué? Pues por varios puntos:
- Habría una incompatibilidad con los sistemas tributarios diferentes que hay que en cada país.
- El criterio de los daños causados puede ser diferente, por ejemplo, para algunos países pueden ser más negativas aquellas acciones que perjudiquen a la sociedad, y para otros, las económicas.
- No es fácil detectar quién es el que ha provocado la contaminación, sobre todo en los casos de gases y líquidos que no tienen una clara procedencia.
- ¿Dónde se invertirían estos impuestos? La forma más clara es que vayan a la defensa del medio ambiente o al propio sector, sin embargo, debería especificarse en la legislación las acciones exactas.
Pese a todo ello, este tipo de impuestos son una buena forma de frenar aquellas producciones que afectan al medio ambiente. Además, fomentan el desarrollo de empresas comprometidas con la sostenibilidad. Por último, este impuesto no produce pérdidas de eficiencia del mercado, ya que lo que cuesta pagar por los daños causados lo asumen los productores o consumidores.