El principio de progresividad consiste en que cuanto mayor dinero gane una persona, mayor carga tributaria tendrá.
El principio de progresividad consiste en que cuanto mayor dinero gane una persona, mayor carga tributaria tendrá.
Qué es el principio de progresividad y en qué consiste.
Este principio consiste en que para que haya un reparto equitativo a la hora de pagar impuestos, los contribuyentes pagarán según su nivel de renta aumenta de forma proporcional.
Se trata de un principio del derecho tributario y está relacionado con la capacidad económica de las personas. Es decir, tiene en cuenta la base imponible de los contribuyentes. A medida que sea mayor, el porcentaje de impuestos a pagar al Estado es mayor.
A diferencia del principio de proporcionalidad, un impuesto progresivo aumenta el porcentaje a pagar según la capacidad económica de la persona. En cambio, un impuesto proporcional mantiene fijo el porcentaje.
Funciones y características
La progresividad puede darse de distintas formas:
- Por clases: se establecen distintos tipos de renta y se aplica un porcentaje a cada nivel de renta.
- Por escalones: se fijan distintos tipos de escalones de renta y se aplica un porcentaje en cada escalón.
- Progresividad continua: se dividen distintos tipos de escalones pero de forma más detallada, de forma que cada nivel de renta, por muy pequeña que sea, tenga un porcentaje distinto.
Por otro lado, una de las tres principales funciones del principio de progresividad es que los impuestos recaigan sobre las personas con mayor capacidad económica.
La segunda función es que sirve para aplicar los impuestos de acuerdo a la situación patrimonial de cada persona.
Y la última función es que aunque tiene en cuenta la capacidad económica, establece que no toda sea para pagar impuestos, sino que se tienen en cuenta las necesidades de cada persona. Así, según el Derecho tributario se establecen límites que no pueden superarse a la hora de aplicar los impuestos. Por ejemplo, establecer que la base imponible no sea mayor de 30.000€.
Ejemplos de impuestos progresivos
El mayor ejemplo de impuesto progresivo es el Impuesto a la Renta de las personas físicas (IRPF). Se va incrementando los porcentajes en función de la base liquidable de cada contribuyente y se hace según unos tramos establecidos.
Sin embargo, no es el único impuesto progresivo. En el sistema tributario español nos encontramos con dos más. Por un lado, está el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (ISD). Este grava los bienes de donaciones o sucesiones. A mayor patrimonio obtenido, mayor porcentaje se pagará.
Y, por último, también es un impuesto progresivo el Impuesto sobre el patrimonio (IP). Grava el valor de los bienes y propiedades de los contribuyentes. Mientras mayor sea el patrimonio, mayor será el porcentaje que hará que pagar.
¡Y eso es todo! Estos tres impuestos son un claro ejemplo de cómo funciona el principio de progresividad tributaria en España.