En primer lugar, debes tener claro qué son los actos jurídicos, de manera que puedas saber cuáles son los que has pagado, de cara a incluirlos en tu declaración. Se trata de un tributo que gestiona cada una de las Comunidades Autónomas, por lo que depende de los sistemas de financiación que haya en cada una de ellas. Por este motivo, es un régimen jurídico de gran complejidad y para saber cómo se aplica en cada caso en concreto, debes consultar en tu lugar de residencia.
¿Qué es el impuestos sobre Actos Jurídicos Documentados?
El Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados es aquel que se encarga de gravar de manera específica la formalización de dichos actos en escrituras públicas. Forma parte del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados; un tributo de naturaleza indirecta que, además de estos dos conceptos, grava también las operaciones societarias.
Para el impuesto, hay que prestar atención a la naturaleza jurídica que tenga el acto o el contrato liquidable, sin importar la denominación que se le haya dado por las partes implicadas. Se liquidan, además, cuando el acto o contrato ha tenido lugar.
En lo que respecta a su aplicación, se incluyen los actos jurídicos documentados que se formalizan dentro de España, así como aquellos que han sido formalizados en el extranjero, pero cuyo efecto tiene lugar en nuestro país, tanto si son jurídicos como económicos.

Tipos de actos jurídicos
Ahora que ya sabes lo que son, hay que diferenciar sus tipos, pues no todos ellos figuran como actos jurídicos en los impuestos de la renta. Se clasifican en tres: notariales, mercantiles y administrativos.
Los documentos notariales son las escrituras, actas y testimonios notariales y quien debe proceder con el pago del impuesto es la persona que adquiera el bien o el derecho, la que solicite el documento o aquella en cuyo interés se ha expedido. Y estas serán también quienes podrán deducirlos como actos jurídicos en los impuestos de la renta.
Para su pago se aplica una cuota fija y otra variable; la primera es por el papel timbrado, que constituye un impuesto en sí mismo, salvo las copias simples. La variable se aplica en las primeras copias de escrituras y de actas notariales, siempre y cuando el objeto cantidad o la cosa valuable sean actos o contratos que puede inscribirse en los Registros de la Propiedad, en el Mercantil, de la Propiedad Industrial o de Bienes Inmuebles.
Siempre y cuando no estén sujetos al Impuesto de Sucesiones y Donaciones o no sean parte de las transmisiones patrimoniales onerosas u operaciones societarias, ya que tienen su propio título dentro del mismo impuesto general. Como veremos más adelante, estos son los actos jurídicos en los impuestos de renta que debes tener presentes.
Los documentos mercantiles son las letras de cambio, los certificados de depósitos transmisibles, los documentos que actúen como pagarés de cambio, obligaciones, bonos o los títulos de deuda corporativa inferiores a 18 meses. También los documentos que funcionan como un giro o que incorporan un crédito que puede transmitirse o endosarse. Esta función de giro se refiere a la remisión de fondos de un lugar a otro o a una orden de pago.
El sujeto pasivo obligado al pago será el librador; es decir la persona o entidad que expida el documento. Sin embargo, hay una excepción, la de las letras de cambio expedidas fuera de España, cuyo responsable será el tenedor en nuestro país.
Los documentos administrativos son las escrituras de rehabilitación, las escrituras de transmisión de grandezas y títulos nobiliarios.
Actos jurídicos en los impuestos de la renta
Todos los anteriores son actos jurídicos documentados, pero no todos ellos forman parte del modelo 100 de la declaración. Aquellos que pueden incluirse tienen que ver con los gastos de escritura de la compra y de la hipoteca, que como hemos visto, son documentos notariales. Así que si has comprado una vivienda y está hipotecada, estos son actos jurídicos en los impuestos de la renta que podrás deducir.
De acuerdo con lo que establece la Agencia Tributaria, junto con el importe de la hipoteca, forman parte también de la base de la deducción los gastos y los tributos que se han originado con la adquisición de la vivienda o bien aquellos de los que el adquiriente se ha hecho cargo.
No obstante, aquí conviene recordar una sentencia del Tribunal Supremo, a partir de la cual el prestamista es el que se hace cargo de las escrituras de los préstamos con garantía hipotecaria. Con anterioridad, era el prestatario quien debía cubrirlos, pero dado que su importe era muy elevado, las quejas presentadas lograron modificar la ley.

Así, los actos jurídicos en los impuestos de la renta que puedes deducir son los gastos de notario, gestoría, registro, el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados, el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y el IVA relativos a la compra. Y en lo que respecta a la hipoteca, también los cuatro primeros junto a los gastos de tasación de la vivienda.
Asimismo, aunque no se trata de un gasto deducible directo, los actos jurídicos también forman parte de las amortizaciones de los bienes inmuebles, siempre que respondan a la depreciación efectiva. Estas cumplen con el requisito de efectividad cuando no se supera el 3% del valor mayor entre el coste de adquisición o el valor catastral.
En el primero de ellos, es decir en el coste de adquisición, debes incluir todos los gastos y tributos que formaron parte de la compra, pero sin el valor del suelo. Aquí, nuevamente, se incluye la notaría, el registro, el IVA no deducible, los gastos de agencia, el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales o los Actos Jurídicos Documentados.

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