Desde el 31 de octubre hasta el 12 de noviembre se ha celebrado la COP26 en Glasgow para intentar definir una estrategia global que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2030.
El último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), que se publicó en agosto, reclama en mayúsculas la necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de aquí a 2030. Porque ya se ha visto que las medidas adoptadas anteriormente han sido insuficientes.
En concreto, los impuestos al carbono y las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) se incrementarán, y el precio del carbono seguirá subiendo. Son problemas de actualidad en el mundo y qué menos que los conozcamos como integrantes del planeta. De hecho, existe un vacío legal debido a su escaso desarrollo.
Los progresos realizados no son sufientes
Y ha vuelto a suceder lo que sucede siempre, y es que muchos países, especialmente los que están en vías de desarrollo, manifestaron que hasta ahora no se había dedicado suficiente tiempo para fijar objetivos más ambiciosos en relación con el cambio climático.
Según el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2021, publicado a finales de octubre por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), los compromisos asumidos para 2030 no son suficientes y solo evitan el 7,5% adicional de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero pronosticadas, mientras que según el Acuerdo de París se necesitarían reducciones de emisiones del 30 al 55% para cumplir el objetivo que se planteó.
Porque, aunque se cumplan por completo las promesas de algunos de los países más contaminantes del mundo, la temperatura superaría igualmente los 2ºC a finales de siglo XXI, lo que da esperanzas de que se puedan frenar los peores impactos del cambio climático, pero no será suficiente para terminar con la emergencia climática.
¿Tiene un precio la descarbonización?
En primer lugar, sería necesario poner precio a las emisiones. Los expertos dicen que es necesario fijar un precio para el carbono, que sea homogéneo en todo el mundo es un primer paso crucial que ayudará a integrar la descarbonización en la toma de decisiones de los políticos, las empresas, los inversores y los consumidores.
Los 40 países que forman parte de este proyecto ya han puesto precio de alguna forma a las emisiones de carbono. El régimen de comercio de emisiones (ETS) de la Unión Europea, que cuenta con 16 años de existencia (seguro que lo sabíais), se amplió en 2021 junto con los impuestos al carbono en función de cada sector. Además, el informe refleja que los precios del carbono deberán subir, a pesar de la inflación, aunque de forma moderada. (¿os lo podéis creer?).
Se podría decir que los mercados voluntarios para comerciar con carbono son un comienzo, pero los inversores necesitan reglas universales para medir las emisiones que producen, así como una contabilidad climática y unos estándares de inversión mundialmente reconocidos.
¿Cómo hacer posibles los cambios que se proponen?
Muchos sectores necesitarán intervenciones de las autoridades pertinentes además de políticas coordinadas para llegar a las cero emisiones netas. Es importante que se tenga en cuenta esto para hacer la transición con rapidez y en escala. A través de legislación, incentivos, gasto público o todas ellas.
Se podría decir que los mercados voluntarios para comercializar el carbono son un comienzo, pero los inversores necesitan reglas universales para medir las emisiones que producen, así como una contabilidad climática y unos estándares de inversión reconocidos en todo el mundo.
De hecho, el responsable de emitir la deuda para financiar el fondo de recuperación, Johannes Hahn pide que este no se vea como un instrumento permanente, recuerda que las ayudas están vinculadas a reformas y se muestra a favor de una tasa digital
Parte de toda esa financiación viene de los impuestos medioambientales. De acuerdo con los datos del INE, la recaudación por estos impuestos ha ido aumentando en los últimos años, en el 2019 llegamos a 22.000 millones de euros.
Impuestos medioambientales
Después de todo este artículo podemos decir que la COP26 no nos ha dado grandes alegrias. Por eso, preferimos ir a la parte práctica que sí podéis tener en cuenta cuando hagáis la declaración de la renta.
Hablaremos de las ‘deducciones verdes’ (medioambientales) que promueven un uso sostenible de los recursos y unos sistemas energéticos y de transporte más limpios.
Por eso, lo que se grava en los impuestos medioambientales consta de:
- Las emisiones de monóxido de nitrógeno y dióxido de nitrógeno.
- Emisiones de dióxido de azufre.
- Emisiones de sustancias que reducen la capa de ozono.
- La recogida y tratamiento de residuos contaminantes del agua.
- La gestión de residuos.
- El ruido.
- Los productos energéticos.
- Transporte.
- El uso y consumo de recursos naturales.
Y como queremos profundizar dentro del sistema impositivo español tenemos que considerar como Impuestos Ambientales los que nombramos a continuación:
- Hidrocarburos.
- Electricidad.
- Ventas minoristas de determinados hidrocarburos.
- Especial de la C. A. de Canarias sobre combustibles derivados del petróleo.
- Especial sobre determinados medios de transporte.
- Vehículos de tracción mecánica.
- Canon de control de vertidos.
Cabe destacar que la mayor parte de la recaudación en España viene por impuestos sobre la energía. Además de que el peso de los impuestos medioambientales recae claramente sobre las familias de las que se recauda más de la mitad de lo ingresado.
Marca España
Tenemos que decir que este aspecto España en comparación con los países del G-20, somos uno de los países que más ha reducido la intensidad de sus emisiones de carbono en los últimos años.
De hecho, los datos nos avalan porque en el informe Net Zero Economy Index, se revela que, en 2020, España disminuyó la intensidad de sus emisiones de carbono un 7,9%, entendida esta como las emisiones de CO2 por unidad de PIB. Una cifra que convierte a nuestro país en el tercero que más ha avanzado en esta materia por detrás de México e Indonesia.
Por eso, desde Taxdown queremos daros soporte en todo lo que necesitéis y así poder contribuir a tener un planeta más verde (además es nuestro color corporativo jajaj)